
BONITA Y PELIGROSA
Yo le vi brotar sus puntas,
entre el sostén de su blusa abierta,
eran dos conos, dos volcanes,
asomarse al mundo, en la mar desierta.
Y poquito a poco, deslumbró su vida,
sintió el aire y miró al cielo,
el sol acarició, su talle esbelto,
respiró hondo y soltó su pelo.
Luego, desnudó sus bases,
hechas por carpintero y escultor,
trabajo bello con cinceles hechos,
de perfecto torno, y primor.
Abre sus ojos de luz y celofán,
intenso el brillo y el azafrán,
el cuerpo de tersa piel,
parece nube, con sabor a miel.
Y atrás de su espalda lisa,
dos lomas suaves de carnoso pomo,
tiene en su rostro ingenua risa,
y la mirada, de puro plomo.